Manuel Girona Rubio: Una Miliciana en la Columna de Hierro, María “La Jabalina”. PUV
Compone Manuel Girona un emblemático estudio sobre el despiadado y arbitrario aparato represivo y judicial de los vencedores, que evidencia con pruebas documentales a partir del caso de María Pérez Lacruz, una joven muchacha de Puerto de Sagunto.
María tenía 19 años cuando empezó la guerra, antes contribuía a la economía familiar limpiando como empleada doméstica y vendiendo verduras en la plaza del pueblo. La familia era oriunda de la población turolense de Jabaloyas, y de ahí el gentilicio de “jabalinas” con el que se apodaba a las mujeres. Durante la primera parte del libro, Girona relata y describe los condicionantes económicos de la modesta familia, así como el clima obrero, alegre y reivindicativo -con importante presencia de partidos y sindicatos- que respiró María Pérez Lacruz desde su infancia. No es extraño que se afiliara a las FIJL (Federació Ibérica de Juventudes Libertarias), cuyo local estaba al lado de su domicilio, y que, posteriormente, en 1936, se sumara a la Columna de Hierro como enfermera en el frente de Teruel. En él permaneció 10 días antes de ser herida en Puerto Escandón, donde acabó su experiencia militar. Después de 4 meses en el Hospital Provincial de Valencia recuperándose de su pierna herida, volvería a Puerto de Sagunto a trabajar en la Siderúrgica del Mediterráneo, que se había convertido en la principal fábrica de armas de la República. Poco después se desplazó con su padre a Cieza, adonde se había trasladado parte de la producción, porque Sagunto era continuamente objeto de bombardeos. Con la derrota de la República vuelve a Puerto de Sagunto y allí comenzará un inesperado e injusto calvario.
Interrogada en dos ocasiones, vejada, rapada y paseada por la población el 23 de abril de 1939, pagó carísima su condición de mujer ajena al modelo nacional católico cuando se negó a ratificar la declaración que había firmado bajo presión. Ingresará en la prisión de Sagunto y luego en la de Santa Clara, embarazada de una criatura que dio a luz el 9 de enero de 1940 y que le será arrebatada en el momento de nacer.
A su proceso se sumó fatalmente la declaración –tal vez obtenida bajo tortura o con la esperanza de obtener beneficios penitenciarios- de un recluso que estuvo en el frente de Teruel y que le acusaba de crímenes inimaginables, pero sin más prueba de valor que su propia declaración. Los hechos que se le atribuían habían tenido lugar cuando ella estaba hospitalizada, tal y como prueba documentalmente Manuel Girona. En el juicio, el Tribunal ignoró tanto testimonios favorables a su persona emitidos por personas de derecha, como el certificado emitido por el Hospital Provincial de Valencia y firmado por el jefe de Traumatología. Fue fusilada en Paterna el 8 de agosto de 1942 junto a 6 hombres más. Su madre llegó a tiempo al cementerio para escuchar la salva de fusilería que acabó con la vida de su hija y para poder enterrarla en una tumba individual (la fosa 167). Manuel Girona relata que poco tiempo después falleció su hermana pequeña, Manolita, y que al sepelio asistieron numerosísimas personas de Puerto de Sagunto como acto de desagravio también a María, dado que la dictadura prohibía cualquier manifestación de duelo por los ejecutados. Este riguroso estudio con numerosos aportes documentales sobre María Pérez Lacruz “la Jabalina” -al parecer la última mujer fusilada en el franquismo- ha dado pie a la creación de diferentes obras artísticas: una pieza teatral de la Compañía Hongaresa creada e interpretada por Lola López: María La Jabalina; una novela de Rosana Corral Márquez Si me llegas a olvidar; una novela gráfica de Cristina Durán y Miguel Ángel Giner María la Jabalina y a una pintura mural de Sucri y Furyo en el Barrio Obrero de Puerto de Sagunto.
Pedro Luis Alonso